lunes, 27 de septiembre de 2010

Un poco de socarronería

Dedicado a los que a veces olvidan sonreír, a los que sonríen poco y a los que sonreímos mucho. Un día perdido es aquel en el que olvido ejercitar los músculos de mis mejillas... Un día en el que privo al mundo de mi gracia... Un día en el que puedo eludir mi responsabilidad de reír y agraciar a la vida con mis ocurrencias.     













"La fortuna llama siempre a la puerta que sonríe."
Apotegma hindú                                                                                                  



domingo, 26 de septiembre de 2010

Malestar prolongado

Hoy cumplo 12 días de malestar, cosa que me aterroriza porque he llegado a concluir que el doctor me ayudó poco o nada y que los analgésicos han sido los culpables de la prolongación de mi odiosa gripa. Estoy cansada de sentirme cansada, del dolor de espalda, de sentir ardor en la garganta, de los intensos dolores de cabeza que se han convertido en migrañas, de la congestión respiratoria (que me niega distinguir el sabor de mis gomitas de osito al sabor de la pasta con camarones que preparé con tanto esmero).
He perdido tiempo de lectura porque las nauseas atacan cuando estoy concentrada en las palabras que cada día me enseñan algo nuevo. He perdido días de ejercicio y tardes acostada en el pasto por el miedo a que el "sereno" me de una bofetada. He malgastado mi tiempo escuchando las palabras del doctor que me dice que la única solución es un antibiótico. Cómo es que la medicina sólo me da una solución?  El  me quiere poner Penicilina, cosa que finjo meditar unos segundos para después responder con un NO rotundo; se rie de pensar que estoy bromeando y me dice que me aliste para un breve pinchazo... Breve? Debió decir que me aliste para un dolor ni el hijueputa en el culo que me va a dejar coja por tres días ... Finalmente le digo que mi última palabra es NO, él trata de convencerme con la misma retahila de los médicos tradicionales y después de ver mi cara de negación, acepta y opta por darme antibiótico en pastas (para que después el malestar me obligue a tomarlas). En ese momento recordé las palabras de un médico homeópata cuando me hacía una lista de las contraindicaciones del antibiótico y cuando me explicaba que era como una matanza en la que morían los malos...pero muchos inocentes también. Sí, el antibiótico mata las bacterias que me hacen daño pero también aniquila las que me hacen bien y ayudan al funcionamiento de mi cuerpo... Cuándo será que los médicos tradicionales van a buscar una ALTERNATIVA a su medicina, cuando será que van a pensar en que no todo está en droga, abrir y suturar...
En resumidas cuentas: heme aquí, aún con las esquirlas de la gripa y para mi desdicha: tomándome los antibióticos... Sólo espero no tener que volver a tomarlos y espero también que mañana me reciba un día hermoso y me traiga SALUD!

lunes, 20 de septiembre de 2010

Nostalgia familiar

Hoy a miles de kilómetros de la ciudad que me vio nacer, siento una vez más nostalgia familiar. 18 años de mi existencia hubieron transcurrido antes de la hora de partir al planeta de Mickey Mouse, ese orbe donde "la vida es fácil y los verdes de cien se encuentran en el piso." Hoy al mirar atrás,  me doy cuenta que mi partida fue necesaria para valorar y atesorar mis raíces; para darme cuenta de la perfección de la sonrisa de mi madre y para saber que la genuina alcahuetería sólo puede venir de mi abuela. 18 años pasaron y jamás deseé tanto un día de películas en la cama -tomando Milo caliente con galletas- con mi mamá y mi abuela. Cada día que pasa me invita al desapego y a disfrutar al máximo cada momento que vivimos juntas, desde ir a hacer vueltas al centro con mi mamá hasta enhebrarle las agujas a mi abuela... Pero hoy no todo es nostalgia... también tuvieron que pasar 18 años para finalmente reencontrarme con mi amor, mi papá. Para aprender con él que los límites están en la cabeza, que siempre puedo dar más, que no todo lo que brilla es oro, que no siempre un NO significa NO, que todo lo que quiero lo puedo obtener, que la sabiduría y las vivencias irán conmigo a la tumba y que el mundo está a mis pies.
Hoy doy gracias a Dios por darme una familia pequeña pero hermosa, por darme la posibilidad de tener alas para volar lejos del nido y voluntad para siempre regresar (con las mismas alas) al mismo árbol en el que mis padres construyeron esa casita de amor que un 22 de diciembre vio mi sonrisa por primera vez.

Una hermosa navidad en la que el regalo fui yo!

Los que construyen mis alas y no me dejan perder el vuelo.